El hilo dental

El hilo dental

El hilo dental

Para conseguir una correcta higiene bucal no es suficiente utilizar el cepillo de dientes. El complemento perfecto es el hilo dental, que debemos pasar después del cepillado y que ayudará a desprendernos de una mejor manera, tanto de los restos de comida que puedan quedar como de la placa dental. Es una rutina que deberíamos incorporar todos los días y que, con cuidado, pueden usar hasta los niños.

Se trata de un invento surgido de la imaginación de un dentista de Nueva Orleans, que lo presentó en 1815. Justo antes de la entrada en el siglo XX, la empresa Johnson and Johnson patentó un modelo de seda. En la década de los 40 se incorporó el nylon en su fabricación, que es el que ha llegado hasta nuestros días.

En el mercado encontramos fundamentalmente dos tipos de hilo dental. El que más se usa es el referido de nylon. Su característica principal es que está formado por un gran número de hebras. El problema que puede acarrear es su rotura y posterior enredo en los dientes. Generalmente se vende encerado, lo que facilita su deslizamiento entre los dientes.

El otro tipo de hilo generalizado es el un solo filamento, que consigue arrastrarse con más facilidad y no sufre el inconveniente de la rotura en hilos. Por el contrario, es un producto más lesivo para el bolsillo.

Cómo usar el hilo dental

Lo ideal para utilizarlo correctamente es cortar aproximadamente 45 centímetros de hilo y enrollarlo entre los dedos índices de ambas manos hasta dejar unos cinco centímetros, con los que realizaremos un movimiento de arriba hacia abajo entre los dientes, para retirar los restos de comida. Obviamente, deberemos ir utilizando partes de hilo limpias a medida que vayamos avanzando entre los dientes.

El movimiento deberemos de hacerlo de manera suave para no dañar las encías. Una vez terminada la acción, deberemos enjuagarnos la boca para retirar cualquier resto de comida que quede. Si tienes dudas sobre cómo usar el hilo dental ven a VerDental y gustosamente te lo explicaremos.

¿Por qué se amarillean los dientes?

¿Por qué se amarillean los dientes?

¿Por qué se amarillean los dientes?

Muchos de los pacientes que acuden a VerDental terminan haciéndonos la misma pregunta: ¿Por qué se me amarillean los dientes si me los limpio todos los días? Y es que una de las obsesiones que solemos tener es la de mantener una dentadura lo más blanco posible.

La respuesta a esta pregunta no es única. Son varios los factores que pueden producir esta degradación en el color. El primero, e inexorable, es el tiempo. El esmalte dental, la capa exterior de los dientes, generalmente es de un blanco traslúcido, pero con el paso de los tiempos sufre un desgaste que permite ver la parte interna, correspondiente a la dentina que, ¡oh horror!, tiene un tono amarillento.

Otro elemento agresivo para nuestra boca, y para nuestra salud en general, es el tabaco. A los dientes les perjudica especialmente la nicotina y el alquitrán, dos componentes que ayudan a teñir nuestros dientes con el temido amarillo.

Por supuesto, también existen una serie de alimentos que atentan contra la blancura de nuestros dientes. Entre ellos, destacan el té, el café y el vino tinto. El uso continuo de kétchup también resulta negativo. Por otro lado, los cítricos tampoco son muy aconsejables porque erosionan el esmalte del diente y lo vuelven poroso y, por tanto, más sensible al cambio de color. A ello tenemos que añadir algunos medicamentos, como las tetraciclinas que pueden provocar no sólo un tono amarillento, si no marrón o grisáceo.

La falta de higiene bucal es otro de los factores importantes que favorece el tono amarillo en la dentadura. Y muy especialmente si se acumula el sarro en la base de los dientes. Y ello, sin olvidar los pequeños traumatismos que pueden provocar facturas en el esmalte.

Todos ellos son factores que atentan contra la blancura deseada de nuestros dientes.

Los estados depresivos y la salud bucodental

Los estados depresivos y la salud bucodental

Los estados depresivos y la salud bucodental

El estado de ánimo tiene una influencia directa en nuestra apariencia y actitud física. Si entramos en periodos depresivos es muy posible que descuidemos aspectos básicos como la higiene. Las consecuencias, si el proceso no es demasiado largo, generalmente no tienen mayor trascendencia que lo que pueda ser a nivel social (que también es importante).

Pero si hablamos de la boca, la cosa se complica un poco. La desmotivación general puede llevar a descuidar las medidas imprescindibles de higiene, como son el cepillado después de las comidas y el uso del hilo dental. En casos extremos, esta actitud puede llevar a la pérdida de dientes.

Pero es que, además en el caso de utilizar antidepresivos, debemos también extremar las precauciones. Este tipo de medicamentos suelen tener una serie de efectos secundarios entre los que se encuentran la disminución de las secreciones salivares. Y es algo a tener muy en cuenta ya que una de las funciones de la saliva es arrastrar los restos de comida que quedan en los dientes, evitando de esta forma que sean colonizados por las bacterias. Secundariamente, gracias al calcio y el fosfato que se encuentran en su composición, ayuda a remineralizar los dientes.

Las personas con cuadros depresivos suelen descuidar también su alimentación, lo que puede llevar a una falta de vitaminas y minerales que son necesarios para poder tener una boca completamente sana.

Por último, y por poner la puntilla a este negro panorama entre depresión y salud bucodental, se corre también el peligro de entrar en un círculo vicioso. Si perdemos una pieza dental por la falta de higiene que nos produce un cuadro depresivo, puede disminuir también la autoestima e incrementarse el aislamiento.

En resumen, en caso de depresión o padecimientos similares, es necesario estar atentos a la salud bucodental de la persona que lo sufre y, en cierta forma, obligarle a acudir al dentista ante la aparición de los primeros síntomas de posibles patologías. Ello ayudará a atajar el problema cuanto antes y ayudar a superar su dolencia.

El sarro ¿Qué tengo que saber?

El sarro ¿Qué tengo que saber?

El sarro ¿Qué tengo que saber?

El sarro tiene muy mala fama. Y con razón. Además de tener un nombre feo, se trata de un problema no sólo estético sino de salud bucodental ya que puede convertirse en una vía de entrada para la aparición de caries y otras enfermedades que pueden aparecer en las encías.

El sarro es una especie de lámina de color marrón o amarillento que aparece por encima de la línea de las encías y que está formado por minerales. También puede aparecer por debajo de las encías, lo que produce una irritación de los tejidos gingivales.

Dependiendo de su ubicación, existen dos tipos de sarro diferentes. Por un lado tenemos el sarro supragingival, que es el que se acumula por la parte superior del diente y que es visible. Para poder eliminarlo convenientemente es necesaria una limpieza bucal que te puede realizar tu dentista.

Por otro, el sarro subgingival, que aparece por debajo del diente y que es más difícil de eliminar. Para lograrlo, hay que realizar un curetaje, un raspado y, finalmente, un alisado radicular.

Una de las principales causas de la aparición del sarro es la falta de higiene bucal. Pero no la única. El consumo de bebidas alcohólicas o carbonatadas y algunos medicamentos también pueden favorecer su desarrollo. Por otro lado, también existen alimentos que previenen o ralentizan su aparición: la manzana, los lácteos y las zanahorias, entre otros.

Es importante no confundir el sarro con la placa dental. Esta última siempre existe en la boca, aunque nos lavemos correctamente los dientes. Además, es pegajosa y transparente. Por su parte, el sarro es una placa dura que se adhiere a los dientes y que aparece porque no la hemos podido eliminar con el cepillado.

Por tanto, y a riesgo de resultar repetitivos, no podemos dejar de insistir en la importancia de cepillarse los dientes durante al menos dos minutos, después de cada comida. También es importante usar el hilo dental y alguna pasta dentífrica que prevenga el sarro.

Los anuncios (honestos) son divertidos

Los anuncios (honestos) son divertidos

Los anuncios (honestos) son divertidos

El mundo de la odontología no gana para sustos. Hace unas semanas fue la caída de la cadena Funnydent, con casi una decena de clínicas, y ahora Vitaldent, con más de 400, la mayoría de ellas franquicias. Desde hace años hemos vivido en el sector una serie de campañas publicitarias con precios agresivos y sospechosamente por debajo de su coste.

Se nos decía, y aún se nos dice, que el sistema de franquicias o el volumen de las cadenas conseguía ese milagro… Ahora, todos hemos podido comprobar que no es así. Detrás de esa publicidad había engaño y poco respeto hacia las personas. Incluso utilizando supuestos profesionales que carecían de titulación y material de mala calidad importado de China.

En VerDental nos tomamos muy en serio la salud bucodental de nuestros pacientes. Somos una empresa familiar e independiente, que cuenta con dos clínicas en Torrejón de Ardoz, dirigidas por el Dr. Julio César López Rodríguez, odontólogo Colegiado con el número 28009733.

Nosotros también usamos publicidad. Desde hace años confiamos en los servicios de Más Que Marketing (MQM) una empresa que crea nuestros anuncios y nos asesora para conectar con nuestros potenciales pacientes. La diferencia es que nuestra publicidad no vende humo.

Ofrecemos nuestros servicios con honestidad y transparencia, tanto en los tratamientos como en los precios. Creemos que la publicidad es un recurso lícito siempre que diga la verdad. De hecho, una de las cosas que nos diferencia de otras muchas clínicas dentales de nuestro tamaño es que nosotros hacemos anuncios. Es divertido y perfila nuestra personalidad. Al igual que nuestro color verde corporativo. O nuestra presencia activa en redes sociales con información y curiosidades sobre nuestro apasionante mundo.

Y decimos apasionante, porque creemos en nuestro trabajo y los beneficios que aporta a las personas que confían en nosotros diariamente para que cuidemos su salud bucodental y la belleza de su sonrisa.